A veces el amor no puede ser.
Lo intentaste, te querían y querías, pero se acabó.
Porque a veces con querer no es suficiente.
Arrastramos mochilas inmensas.
Bloques familiares que chocan.
Expectativas, anhelos y miedos.
A veces, no coincidimos en el mismo espacio y
en el mismo tiempo aunque estamos juntos.
Tú, en un punto y yo; en el contrario.
Y parece que sí;
pero es que no.
Muchas veces nos quedamos con todo por dar.
Ahí, agazapado, todo lo que sabemos que somos.
Todo de lo que somos capaces.
Se pudre por no usarse.
Pero es que nadie dijo que fuera fácil.
Y aunque no haya podido ser,
siempre podremos recordar lo compartido.
Construir desde ese lugar.
Agradecer la compañía.
Y seguir.
Porque si algo hay seguro es que nos queda el mundo.
Nos queda la vida, para comérnosla cruda con las manos.
Haciendo mucho ruido.
Nos queda esto, para vivirlo.
Aunque ya no sea contigo.
(En palabras de Roy Galán)